Por desgracia, ayer se confirmó la última de las “eliminaciones” posibles. Caímos también en Copa del Rey.
Podríamos hablar mucho del partido de ayer, de la entidad del rival, del abortado plan inicial, de los cambios, del rendimiento de Griezmann y muchas cosas más. Pero considero que, al margen de un partido, es el momento de hacer análisis más amplios y, sobre todo, más profundos. Toda vez que nada más arrancar Abril el Atleti está fuera de la pelea por los títulos. Esa pelea que reclamamabamos al equipo al inicio de temporada.
Quisiera comenzar por una frase de Simeone en rueda de prensa que me parece justo destacar, y un buen punto de partida para analizar la situación del equipo.
Dice el Cholo que debemos de “aceptar el lugar que tenemos”. Y sí, pudiera parecer que caer eliminados en Champions por el Real Madrid, en Copa por el Barcelona y, aunque aún está por ver, quedar terceros en liga, es nuestro lugar. Pero no es tan sencillo.
Empecemos por La Liga, torneo en el que somos con diferencia el tercer mayor presupuesto. Con mucha diferencia, de hecho. Pues bien, en la última temporada quedamos por detrás de un equipo con un presupuesto más de seis veces inferior al nuestro. Y ese no es nuestro lugar.
Esta temporada, con un gasto en fichajes de en torno a 200 millones, con Julián Álvarez -doble campeón de América y campeón del mundo con Argentina, y de todo con el City-, Le Normand -campeón de Europa con España-, Alexander Sortloth -segundo máximo goleador de la pasada Liga y titular con Noruega-, o Conor Gallagher -internacional inglés proveniente del Chelsea-, el equipo ha dimitido de la pelea por la Liga en Marzo a falta aún de una cuarta parte del torneo por jugarse. Y todo ello por dejarse puntos en vergonzantes partidos ante Espanyol, Leganes, Celta, Getafe o Rayo Vallecano. Y ese No es nuestro lugar.
Continuando con la Copa, la próxima temporada se cumplirán 13 años desde el último título y la última final que jugamos. Y ese no es nuestro lugar.
Desde aquel lejano 2013, al Atleti le han eliminado del torneo copero equipos como Celta, Sevilla, Girona, Real Sociedad, Bilbao, e incluso, Cultural Leonesa y Cornellá. Y ese no es nuestro lugar.
Durante todos estos años el título lo han ganado equipos como Valencia, Real Sociedad, Bilbao o Betis. Y han jugado la final otros como Sevilla, Alavés, Osasuna o Mallorca, además de Bilbao o Valencia. Ese debía de ser nuestro lugar.
Si nos vamos a Europa, conviene no olvidar que hace solo dos temporadas no pasamos ni la fase de grupos, siendo últimos en un grupo con Leverkusen, Brujas y Oporto y no teniendo acceso ni a una Europa League que podríamos haber ganado. Y ese no es nuestro lugar.
En 2018 tampoco pasamos de la fase de grupos, haciendo el ridículo contra el Qarabag. Y ese no es nuestro lugar.
En temporadas anteriores caímos ante Leipzig, dejándonos remontar estrepitosamente contra la Juventus, y hasta siendo eliminados, en la primera temporada completa de Simeone, por el Rubin Kazan. Y ese no es nuestro lugar.
Incluso podríamos plantear la incapacidad para batir al Real Madrid en Champions, ante los que salimos siempre acomplejados y acabamos sucumbiendo por lo civil o por lo criminal. Este complejo en la máxima competición continental no se justifica cuando les compites en Liga, Copa o Supercopas. Por tanto, ese tampoco es nuestro lugar.
Si hablamos del otro rival del campeonato doméstico, el FC Barcelona, en los 40 enfrentamientos de la era Simeone, solo hemos conseguido seis victorias. Mientras que en los cuarenta anteriores a Simeone, con bastante menor presupuesto y peor equipo, se consiguieron dieciséis. Por tanto, ese tampoco es nuestro lugar.
Simeone es un gran entrenador, el mejor de nuestra historia con permiso de D. Luis Aragonés, y, sin duda alguna, el más laureado. Todos le estamos agradecidos, sobre todo por un periodo de 6 años entre 2012 y 2018 en los que nos dio 7 títulos, 2 finales de Champions, y peleaba la liga hasta el final.
Pero desde entonces, y en un plazo mayor, 7 años, solo ha conseguido ganar un título, ninguna otra final de Champions o Copa del Rey, y, en la última temporada, acabamos a casi 20 puntos del campeón.
Es evidente que el Cholo nos trajo la estabilidad y con ella el crecimiento económico. Pero el rendimiento deportivo no ha ido acorde al crecimiento económico y cabe preguntarse si Simeone es el capitán de barco ideal para esta nueva realidad del club.
Simeone empezó siendo uno más de nosotros y a la vez el líder de todos. De ahí pasó a resignarse a ser un “hombre de club”, como él mismo ha dicho en varias ocasiones, y finalmente, ciertos intereses particulares y ajenos a los del Atlético de Madrid le han llevado a erigirse en un escudo de la directiva y anestesia de la afición, tornándose en un “hombre de SAD” o, lo que es lo mismo, en un hombre de Gil.
Y el objetivo de Gil es, simple y llanamente, clasificarse para la Champions League. Y le da igual ser tercero, cuarto o quinto si se da el caso. Incluso hay quienes afirman que se prefiere no quedar primero para ahorrarse las primas.
Los intereses de la SAD son puramente económicos. Viven tranquilos bajo el paraguas de Simeone y les compensa sobradamente pagarle lo que sea mientras clasifique al equipo a Champions y siga controlando y apaciguando a la afición.
Es por eso que la SAD no tiene interés ninguno en potenciar una planificación deportiva ni una inversión en fichajes más allá de lo que les obligue la necesidad de entrar en Champions o la de mantener la casa aparentemente bonita para cuando llegue el momento de venderla.
Y Simeone, “hombre de SAD”, está muy cómodo siendo el segundo entrenador mejor pagado del mundo, en un club que no le exige más que ser cuarto, y con una afición que baila al son que él marca. ¿En que otro lugar va a encontrar eso?
Pues, por si eso fuera poco, otros negocios a medio y largo plazo con el CEO de la SAD hacen que esta relación de mutua conveniencia lo sea más aún.
Cuando hay otros intereses tan alejados de los deportivos es muy difícil ser honesto con uno mismo al 100%. Y cuando el nivel de exigencia de los que te pagan es tan conformista es muy difícil evitar que te afecte. ¿Recordáis a aquel Simeone que decía estar “entusiasmado” con la plantilla de la temporada pasada?.
Proporcionalmente y en consecuencia a la transformación de Simeone en “hombre de Gil” ha ido desapareciendo totalmente el “cholismo”, ese con el que todos estábamos encantados. Ya no existe el “partido a partido”, los esfuerzos se negocian y se eligen, y ha pasado de no casarse con nadie a tener vacas sagradas.
¿Es “cholismo” que un jugador se pase tres temporadas sesteando en el campo y eligiendo escasos partidos? ¿Que después de tres años solo muestra esfuerzo cuando quiere ganarse una renovación al alza?. No, no es “cholismo”, es todo lo contrario.
¿Es “cholismo” un equipo que sale a verlas venir ante rivales muy inferiores confiando en que, como somos superiores, la victoria seguramente llegará?. No, no es “cholismo”, es todo lo contrario.
¿Es “cholismo” castigar a un jugador que comete un error -Reinildo, Galán- y contar continuamente con quien no hace ni un partido decente?. No, no es “cholismo”, es todo lo contrario.
¿Es “cholismo” que un jugador que condiciona todo el juego, que lleva tres meses desaparecido, sin goles, sin asistencias, sin recuperaciones, sin influencia en el equipo, que apenas puede correr y se pasea por el terreno de juego sea titular indiscutible y se le mantenga el mayor tiempo posible en el campo? No, no es “cholismo”, es todo lo contrario.
Simeone ya no es “cholista”, ha perdido su esencia, y no ha sabido desarrollar otra igual de convincente y exitosa.
A Simeone, el equipo que heredó en 2012, le venía como anillo al dedo (y viceversa). Después, no se ha sabido buscar jugadores de ese perfil y el tampoco ha sabido convencer a los que han venido para que lo fuesen.
Hasta hubo un momenyo en el que el Cholo, en la época de los Lodi, Joao, Cunha, etc., pese a aquella liga obra y gracia de Luis Suárez, perdió el control total del vestuario. Por eso ahora quiere argentinos y necesita tenerlos contentos.
Y cuando te debes a cuestiones externas (negocios al margen del equipo, clanes de vestuario, etc.) te distraes de lo esencial: el “cholismo”, el espíritu crítico, la autoexigencia... y acabas perdiéndolo todo.
En este punto en el que tres patas de la mesa (CEO, entrenador, y jugadores) están alineados en el conformismo de clasificarse para Champions, con deudas personales e intereses externos entre las tres partes, es la afición la que tiene que elevar el nivel de exigencia y potenciar es espíritu crítico.
Y esta pata de la mesa, la afición, es la más importante de todas, porque es la que está y estará siempre, aunque cambien los dueños, el entrenador o los jugadores.
Por desgracia hay otro factor que afecta a esta pata: la prensa. Y no me refiero a la prensa nacionalmadridista, que no nos interesa y ya sabemos lo que busca, si no a la prensa supuestamente atlética.
Mientras haya líderes de opinión censurando cualquier crítica a Simeone, desviando el foco de sus responsabilidades, blanqueando todos sus actos, protegiendo a los jugadores más próximos al entrenador, y obviando intencionadamente los conflictos de intereses existentes en club, cuerpo técnico y plantilla, tachando poco menos que de herejes a los que se atrevan a cuestionar el status quo, poner en duda decisiones o elevar el nivel de exigencia, seguiremos teniendo una afición totalmente dividida y polarizada.
Y, lo más grave, que lo hagan por intereses económicos particulares, por no querer molestar al club ni al entrenador para intentar un acercamiento y conseguir beneficios y entrevistas, a costa de dejar de un lado la honestidad. Si aquello no es cholismo, esto no es periodismo.
Acepto perfectamente que nuestro lugar sea quedar terceros y poder caer eliminados ante Real Madrid o Barcelona. Pero no acepto que nuestro lugar sea conformarnos con eso. No acepto que nuestro lugar sea acomplejarnos ante el eterno rival cada vez que nos cruzamos en Champions. No acepto que nuestro lugar sea ganar seis veces de cuarenta al Barcelona. No acepto que nuestro lugar sea no llegar a una final de Copa en doce años. No acepto que nuestro lugar sea quedar por detrás del Girona. No acepto que nuestro lugar sea quedar a veinte puntos del campeón. No acepto que nuestro lugar sea no pelear la Liga por hacer el ridículo ante rivales menores.
Acepto que podamos quedar terceros, pero queriendo e intentando ser primeros. Pero nunca aceptaré que quedemos cuartos porque nos vale con ser cuartos.
Y, por supuesto, no acepto que haya nadie (jugadores, entrenadores ni directivos) por encima del Atlético de Madrid. Y no acepto que haya prensa supuestamente atlética que anteponga sus intereses particulares a los del Atlético de Madrid. Y, mucho menos, que haya aficionados que se crean en posesión de la autoridad de repartir carnets de quién es más o menos atlético.
Dicho esto, y si es verdad que el club va a volver a invertir una cantidad importante este próximo verano (con el dinero del Mundial de clubes, una nueva ampliación de capital y posibles ventas de jugadores), considero que quizás no sería desabellado dar a Simeone la oportunidad, por el crédito ganado en su día, de poder disfrutar de esa inversión y demostrar de qué es capaz con un equipo reforzado. Sin excusas.
Porque además, si se fuese Simeone, vendría otro paraguas de la directiva al que intentar convertir en “hombre de SAD”, o lo que es lo mismo, en “hombre de Gil”.
Nunca os olvidéis de que nosotros somos la pata más importante de la mesa. Mantengámonos unidos, con exigencia y espíritu crítico e inconformista. Aupa Atleti.
Kosecki Navarro.